miércoles, 2 de octubre de 2013

Suplico de pueblo

Cuando alguien te dice que te daría dos ostias pero no quiere molestarse en adoctrinar la mierda, y cuando ese alguien es alguien que te ha criado, los ojos no se te llenan de lágrimas, porque ese mismo alguien amenanzante ha intentado mil veces convertir el afecto y el cariño en dinero para asegurarse tu dependencia económica y mental. El problema, señores, es que uno puede depender económicamente de alguien pero no tragar sus doctrinas, y menos si estas se fundamentan en el “qué dirán”, y el “por que yo lo digo”.
                Esa misma persona, que dice que no manchará sus manos tocando la mierda, es la misma que se embarra la boca maldiciendo futuras desdencias de su víctima, así como deseándole una muerte lenta y dolorosa y recalcándole con recochineo día tras día que no sería nada sin su presencia. El problema esta en que si la victima contesta será atacada con preciosas palabras de cariño (nótese o léase con tono irónico y malévolo) y que si, por lo contrario, se muerde la lengua, seguirá siendo atacado. El único remedio es convertirse pues en un vegetal, o marioneta, que se mueva a gusto y capricho del atacante, aun sabiendo que mitad de las cosas que le ordenan no tienen ningún sentido y escapan a toda lógica. Yo, particularmente,  he escogido el modo vegetal, ni hago lo que quiere, ni hago lo que quiero, así lo digo, en publico y también con recochineo. ¿Saben por qué? Pues precisamente por que hacer la fotosíntesis es una actividad poco molesta, cómoda (aunque no se puedan disfrutar de sofás en la casa por un capricho), y una forma pacífica de contestar  a tanto ataque.
                Sin embargo lo peor no viene por ahí, si no por la tendencia a menospreciar cualquier actividad que no tenga que ver con la electa fotosíntesis o sus órdenes. Supongo que hasta aquí les parece normal lo que les digo, pero también supongo que les sorprenderá saber que el menosprecia llega incluso a catalogar cinco años de licenciatura y un intento de máster d inutilidad suprema, mierda gigantesca, e ida de olla.  
                Y subrayo lo de ida de olla puesto que durante dos años he tenido que soportar que ese alguien menospreciador se pase la vida diciendo que va a mandar a analizar mis bolsitas de te por que esta convencidA de que es DROGA.
                Asique tras dos años de relativa soledad (aun estando acompañada), he descubierto que soy una mierda, con una carrera más mierdosa, que solo sabe drogarse y callar su hígado con cerveza. Que haga la fotosíntesis o que deje de hacerla, que salga de casa o no, que ensaye con mis instrumentos musicales o no, que me siente a escribir una novelilla de descarga emocional, o regurjite una opinión sobre algo se ha terminado convirtiendo en un martirio, si bien no tengo muy claro quién es el martirizador aquí, si yo o ella.

                Es muy fácil criticar y hablar contra otros no viviendo su vida, es algo de lo que todos pecamos. Cierto. Y es muy fácil llamar a alguién mierda y cagarse en sus hijos y descendientes e insultar la memoria de sus seres más queridos (hayan existido o existan en un futuro) sin saber que la victima de tanto sortilegio se levanta a las doce del medio día para así saltarse durmiendo unas cuantas horas de suplicio, y que se acuesta todas las noches llorando desde hace más de un año por que haga lo haga y diga lo que diga no puede traer del pasado (ni asemejarse a él) esos tiempos felices que el acosador/insultador/manipulador tanto añora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario