sábado, 22 de junio de 2013

Eros y tánatos

En la sociología actual, concretamente en el campo de la  tanatología, hay dos tendencias diferentes: la de considerar a la muerte como un tabú y la de considerar a la muerte en nuestra sociedad como todo lo contrario. La primera se apoya en el tan conocido argumento de la individualidad y mercantilización de todos los planos de la vida y la segunda se apoya en el desarrollo del arte de nuestro tiempo, es decir, cine, televisión y demás medios propios de nuestra era.
Para la mayoría está claro que hoy morirse ya no es lo que era. Como amar, que según Bauman, tampoco es lo que era. Bueno, evidentemente Bauman tiene razón, ya no vivimos en el siglo XIV o en el XIX y eso se tiene que notar. Nuestra vida es otra, y amor y muerte, que siempre han ido de la mano, y son ( a mi entender) dos de los conceptos mas importantes para comprender la propia existencia, tampoco son lo que eran.  El cambio esta permitido, no es peor ni mejor, solo cambio, adaptación a la vida actual, pero los románticos empedernidos como yo añoraremos por siempre esos cementerios como el de Monjuic o Pierre Laschese donde los ángeles lloran nuestra malgastada vida humana.
Pero centrémonos en el tema: La muerte ya no es como era. Ya no hay plañideras, ni se muere en casa rodeado de los amigos, familiares, vecinos y curiosos. Porque así entregaba uno el último aliento, rodeado de ojos brillantes y siluetas negras, y por eso había que tener preparada las últimas palabras, para dejar el ultimo rastro de la existencia suspendido del aire viciado de la habitación. A la muerte nos la hemos llevado a los hospitales y hospicios, y la hemos metido tras los escaparates de las funerarias. La hemos alejado de nosotros y hemos profesionalizado su ámbito. Al muerto ni tocarlo, y a veces ni verlo. Dicen sin embargo los sociólogos que esa frase de: “Hay que quedarse con los recuerdos y no con la ultima imagen” es muy bonita pero que no ayuda a pasar el duelo, que la asimilación de la perdida tarda mas en hacerse pausible, y dicen también que los niños, a los que hoy constantemente alejamos de este tipo de ceremonias ( me estoy refiriendo concretamente al velatorio) deberían poder ver al difunto en caso de que ellos quieran, aun cuando no comprendan que es lo que están viendo o ven.  Hemos desnaturalizado a la muerte, dicen los expertos, perdón, algunos expertos.
¿Es que no están de acuerdo? Pues como decía antes: no, no lo están. La segunda de las teorías es la que proclama que la muerte esta mas presente que nunca. Televisión, radio, periódicos, cine, ... el éxito de CSI, NVIS no son casuales. A mi este argumento tan simple, no me basta. Literatura y arte han contado siempre con la presencia escondida o explicita de los mayores tabus de la sociedad, si no fuera asi, entonces en verdad serian artes deshumanizadas, aunque esto lo explicaría mejor Freud.
El caso es que tenemos videojuegos donde se puede matar sin culpa, vemos violencia en la televisión sin sentir dolor, el cine se vuelve cada vey mas extremo ante los ojos acostumbrados de los espectadores, las fotografías de crimenes nos recuerdan a CSI mas que ponernos los pelos de punta y el arte, que se supone reflejo de nuestra sociedad, coquetea con la muerte solo para provocar, por que así es nuestra arte: provocadora ( y a veces demasiado alejada de la sociedad, pero eso es otro tema). Si, tenemos muerte por todos lados, rodeándonos, pero no somos conscientes, la hemos musealizado tras el cristal expositor de la funeraria o tras la pantalla del ordenador y acudimos a ella con un instinto morboso mas que humano ( véase como ejemplo la polémica foto de Ben Laden).  Y es que antes ( vayámonos al medievo) la gente se moria en la calle, a tu lado, zas, fulminada por el rayo de Zeus (del Zeus cristiano claro), y si no me creéis solo tenéis que leeros el Decameron y la descripción de la pestilente Florencia (lo de pestilente va por lo de Peste Negra), en el XVIII los grandes hombres de nuestra civilización se fueron de manos del amor al otro mundo, perdón, quería decir de manos de la sífilis, y en el XIX las jovencitas reputadas y (re-putadas) dejaban que la tisis abrazara sus pulmones. Nosotros en cambio lo hemos acristalado todo hasta tal punto que ente la foto de un asesinato real y uno cinematográfico casi no lo podemos distinguir. Y el problema no es que tomemos por real lo irreal, sino viceversa.


En resumen, yo no sé quien tiene razón, no soy socióloga ni psicóloga, yo solo sé que, sea como sea, bajo la perspectiva de las dos teorías, la muerte esta deshumanizada. Sera, como ya apunto Walter Benjamin: ningún tabu sobre la muerte, sino un tabú sobre el morirse.

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